
Por: Carlos Enrique Lozada García, productor de quinua de Santa Rita de Siguas, Arequipa
Con los ánimos envalentonados por el exitoso paro agrario del 13 de mayo, numerosas organizaciones agrarias levantaron su voz de protesta contra la inoportuna resolución de SENASA (del 12 de mayo), que aprobaba los requisitos fitosanitarios para importar quinua de España. Lo que era un mero trámite técnico/administrativo, adquirió de pronto, relevancia política.

Es que los agricultores estamos sensibilizados a la competencia internacional. Estimamos que nuestro Estado ha representado mal nuestros intereses en los tratados internacionales de comercio, y que nos mantiene desprotegidos en productos clave como el algodón, arroz, leche o azúcar.
Si bien el Estado actúa legítimamente velando por el interés de los consumidores (que tendrán alimentos más baratos si se permite su importación irrestricta), tiene el deber de valorar el beneficio social agregado en el largo plazo. Pan barato hoy, puede significar hambre mañana. El problema es complejo, y cada producto merece un análisis particular.
Quinua producida en EE.UU. y China también puede ser importada al Perú
El caso de la quinua
Con un consumo de 1.5 Kg por habitante por año, la quinua dista de ser un alimento de primera necesidad en la dieta del peruano promedio. Y aunque sus bondades nutricionales colocan a la quinua por delante de granos como el arroz, lo cierto es que los peruanos comemos 40 veces más arroz que quinua. Cambiar hábitos de consumo es difícil, y demanda educación… e incentivos económicos. Será difícil que los peruanos consumamos más quinua, mientras esta cueste el doble que las lentejas, y 5 veces más que el arroz.

En el Perú tenemos la posibilidad de desarrollar agricultura de desierto, y cosechar cuando en el hemisferio norte, donde vive el 90% de la población mundial, están en invierno. Eso nos permite ser una potencia en la producción de frutas y hortalizas frescas. Sin embargo, no tenemos grandes praderas propicias para el cultivo de granos de secano, por lo que importamos casi todo el trigo, soya, y cebada que consumimos, y el 65% del maíz. Y la quinua pertenece a este tipo de cultivos, para los que no somos competitivos. Nuestros costos de producción de quinua rondan los S/4.00 por Kg. En estos momentos, agricultores de Andalucía (sur de España) están cosechando 7,000 Ha de quinua que han vendido de antemano a S/2.50 por Kg, y consideran que les resulta tan rentable, que el próximo año duplicarían el área sembrada.
Hace 5 años, la producción de quinua de Perú y Bolivia representó el 90% de la producción mundial. Hoy en día, producimos solo el 40%, y la tendencia es que sigamos perdiendo participación, gracias a que cada vez se siembra más quinua en otros países. La creciente oferta empuja a la expansión de la demanda, con precios cada vez más modestos. No pasará mucho tiempo (¿2, 3 años?) antes que los precios internacionales de la quinua, hoy por los US$ 2,800/TM, caigan a la mitad, nivel al que ningún productor peruano podrá competir.
¿Debería el Estado Peruano prohibir la importación de quinua?
No creo que tengamos el derecho de negar la posibilidad de consumir mucha más quinua a las familias peruanas. Yo visiono un consumo per capita de 10 Kg (hoy en 1.5), pero con precios al nivel de los frejoles, es decir, a la tercera parte de lo que se encuentra hoy en el mercado. Este nivel de precios solo se podría alcanzar con quinua importada, porque no cubre los costos de producción de ninguno de los sistemas productivos en el Perú, y se necesitaría 4 veces más quinua que la que cosechamos actualmente en todo el país.

¿Se dejaría de sembrar quinua en el Perú?
Dejaríamos de sembrar la llamada ‘quinua convencional’, aquella que se siembra con fertilizantes y pesticidas. La que aún se siembra en valles e irrigaciones entre 1,000 y 2,000 msnm. Pero la quinua regresaría a su origen: valles interandinos y el altiplano puneño. Ahí se sembraría para autoconsumo, y para exportar a mercados de nicho, mercados que están dispuestos a pagar el doble del precio internacional de la quinua convencional, pero por quinuas orgánicas, de variedades especiales, exportadas por pequeños campesinos organizados en cooperativas, conservadores de tradiciones milenarias.
Así, probablemente el Perú termine importando quinua convencional barata, y exportando quinuas orgánicas caras. De esa forma aprovecharíamos mejor nuestras potencialidades, y alimentaríamos mejor a nuestra población.
2 thoughts on “¿Debemos temerle a la quinua española?”
Buen aporte, la quinua ya no es exclusivo de países andinos. Queda la tarea de promocionar la quinua orgánica. Tiene su estrategia, su costo, esperamos que forme parte de las prioridades de productos bandera del Estado peruano.
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