Por José Calderón
Los distanciamientos y cierre de cafeterías afectan el consumo futuro del café y se siente el peligro de que muchos sustituyan los cafés finos -que producen Perú y Colombia- por ejemplo, para ir a otros productos o granos de menor calidad. Asimismo esto puede ser compensado por un mayor consumo del grano en casa, ha señalado un reciente estudio de la Organización Internacional del Café (OIC)
Pero lo cierto es que el corto verano de precios altos -hasta 135 dólares el quintal- duró apenas unos días y a la fecha el grano se cotiza a algo más de 106 dólares.
«La reducción en la cantidad de café que se consuma, es probable que haya efectos de sustitución. Los consumidores sensibles al precio podrían buscar alternativas más baratas al café que solían comprar antes de la crisis y sustituir, por ejemplo, marcas de lujo y café de calidad especial con ofertas de precio más bajo» son parte de los análisis de la OIC.
Este lunes ha empezado en Brasil la gran cosecha de café del ciclo 2020-21 calculada en no menos de 68.0 mill de sacos, 40 por ciento de la producción mundial, cuando se mantiene incertidumbre sobre las afectaciones que podría causar la pandemia en la cosecha y procesamiento del café, según informa la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras de México.
La OIC estima que es importante conocer los efectos en la demanda, aunque la crisis de la Covid-19 también afecta a la oferta. «Es probable que, a medida que el virus siga difundiéndose en los países productores de café, las cadenas de producción y suministro sufran graves perturbaciones», indica.
Como se sabe, Perú se encuentra en plena cosecha para comenzar en junio los grandes embarques a sus destinos, cuando el COVID-19 apenas inicia su expansión en zonas cafetaleras tanto de la amazonía sur y norte del país.
La OIC ha sostenido que datos de supermercados y tiendas al por menor sugieren que las compras y el almacenamiento por miedo a la escasez llevaron a un aumento de la demanda de los consumidores en algunos países. Sin embargo, es poco probable que eso tenga un efecto sostenido en el consumo.
Añade que tras la subida inicial de la demanda, la proporción será menor en las semanas y los meses siguientes porque los consumidores usarán lo que tienen en casa.
Cabe esperar un efecto más profundo en la demanda mundial de café Cabe esperar un efecto más profundo en la demanda mundial de café como resultado de una recesión mundial causada por los efectos directos e indirectos de la pandemia Covid-19. La reducción en los ingresos familiares podría traducirse en una demanda más baja de café en términos de volumen. Además, los consumidores susceptibles a los precios podrían sustituir el café de precio más alto por mezclas o marcas de precio más bajo. No obstante, es probable que la elasticidad ingreso de la demanda de café sea baja, en especial en países de ingresos altos y mercados tradicionales con alto nivel de consumo por habitante.
La OIC ha hecho un estudio relacionando el crecimiento del PBI y el consumo del café en los últimos años. Y aparentemente lo hay.
«Los resultados de la regresión indican que en general un descenso del uno por ciento en el crecimiento del PIB a nivel mundial está vinculado con un crecimiento del consumo de café un 0,5% más bajo, en términos relativos. Esto constituye, en términos absolutos, una reducción del crecimiento de la demanda mundial de café de 1.6 millones de sacos de 60kg8».
Pero agrega que «como resultado -de la caída mundial del PBI- los niveles de consumo de café podrían estancarse (o incluso descender) en comparación con los años anteriores a la crisis, que se caracterizaron por un constante aumento de la demanda de café (del 2% al 3% al año)», indica la OIC.
«Las medidas de distancia social causaron el cierre de gran parte de los sectores de la hostelería, el turismo y el comercio al por menor. Esto podría afectar gravemente al consumo fuera de casa y, por tanto, a la demanda general de café si esa reducción no se compensa con un aumento del consumo en la casa».